Los orígenes de este perro son muy antiguos: existía ya en el siglo III como lo demuestra una poesía escocesa de aquella época. El Beagle encontró su momento de especial gloria en los tiempos de Isabel I que tenía un criadero en la corte, ocupándose de sus perros con gran pasión. Sucesivamente el Beagle tuvo períodos de olvido cuando se preferían perros más veloces para la caza de la liebre y otros animales. Ganó el terreno perdido cuando, cruzado con el Harrier, se hizo más veloz y más seguro para la caza. Hacia la mitad del siglo XIX, es introducido en Francia que a partir de entonces se convirtió en su segunda patria. Más adelante, por sus óptimas características naturales, se difundió también en América donde hasta hoy es muy popular tanto en las exposiciones caninas como en el ambiente de caza donde es utilizado para el zorro y para el mapache u osito lavador. Hoy esta raza es muy popular, difundida por todas las partes y apreciada por su carácter dulce y suave, por su gran limpieza y también porque su crianza casi nunca presenta grandes dificultades. Sin embargo detenta un triste "récord", ya que es el perro más utilizado para la experimentación de fármacos y para la vivisección, en sus formas más crueles.